Entra la naturaleza salvaje y las ciudades modernas, Canadá se ofrece a usted con toda majestuosidad para una estancia donde el aire libre se encontrará con la urbanidad. Después de haber inspeccionado Montreal, sus museos, su casco antiguo o su antiguo puerto, toma la carretera a Quebec en tren y admira las tierras nevadas desde la ventana. Descubre nuevos paisajes y déjate sorprender en este país de territorios infinitos que nunca dejarán de sorprenderte.

Montreal, la metrópoli, ofrece los mil y un atractivos de las grandes ciudades del mundo. Multicultural, combina su acento francés con el de sus muchas comunidades culturales y encantos con su ambiente americano-europeo. Su centro de la ciudad está lleno de vida al pie de su montaña, mientras que su historia tiene sus raíces en sus antiguos barrios cerca del río.

Días 2 y 3 Montreal

Paseando por las mansiones de los siglos XVIII y XIX en el Viejo Montreal, descubrirá la imponente Basílica de Notre-Dame, así como museos que narran el pasado, como el Museo Pointe-à-Callière y el Centro de Historia de Montreal. El Puerto Viejo le invita a relajarse en todas las estaciones.

No te pierdas el Parque Olímpico, sede de los Juegos Olímpicos de 1976 y cuyo mástil es la torre inclinada más alta del mundo. También encontrará el Biodôme en este sitio, un lugar mágico donde conviven cuatro ecosistemas.

Visita sugerida:

- Entrada al Planetario y Jardín Botánico Rio Tinto Alcan.
- Entrada al Biodomo de Montreal
- Tour del Viejo Montreal a pie, guiado en francés (privado o regular)
- Noria de Montreal

Salida en tren hacia la capital provincial: Quebec. Durante el trayecto podrás disfrutar de los paisajes que te rodean a través de la naturaleza. Al llegar a Quebec, reúnase en el hotel a pocos pasos del distrito histórico. Ten cuidado, corres el riesgo de caer bajo el hechizo de Quebec, la única ciudad fortificada de América del Norte.

Mientras recorres sus sinuosas calles podrá empaparse de su romanticismo. Pasea por sus barrios más antiguos, incluidos Petit Champlain, Place-Royale y el Puerto Viejo. En este marco lleno de historia, la capital ofrece un calendario de actividades muy actual: grandes festivales, obras de teatro y exposiciones... En cuanto a alojamiento y gastronomía, ¡son de primera!

Visita sugerida:

- Admisión y visita guiada al sitio tradicional Huron en Wendake
- Visita guiada de Quebec en francés, a pie
- Vuelo en helicóptero sobre la ciudad de Quebec

Día 7: Quebec / Montreal (275 kms)

Regreso a la metrópoli en tren. Dependiendo de la hora de su vuelo, llegue al aeropuerto utilizando taxis y transporte público.

En Montreal, te alojará en un estudio con cocina pequeña en el hotel Faubourg de Montreal 3 * (o similar). En Quebec, puedes disfrutar de una habitación estándar en el hotel Concorde 3 * (o similar).

Montreal ha evolucionado mucho en los últimos años y hoy en día alberga una explosión de cultura, gastronomía y otros atractivos turísticos que resultan realmente sorprendentes. Montreal te fascinará, desde el Viejo Puerto y el casco antiguo con calles llenas de tiendas, restaurantes y edificios históricos, hasta más afuera con el parque Mont Royal, el Parque Olímpico o la playa urbana y uno de los tesoros más singulares de la ciudad, como es su red peatonal subterránea, conocida como RÉSO, compuesta de 30 kilómetros de túneles y galerías que conectan distintas partes de la ciudad e interior de algunos edificios y comercios, y que también albergan una amplia variedad de restaurantes y tiendas.

Se suele decir que Quebec es un pedazo de Europa dentro de América, y se comprueba fácilmente al pasear por sus calles empedradas que recuerdan a un pueblecito francés o descubrir el precioso Château Frontenac, quizás el edificio más bonito de la ciudad. Las murallas de piedra de la ciudad delatan los más de 400 años de historia que encierran sus calles, entre cafés con encanto, catedrales, tabernas, artistas callejeros y cierta atmósfera de romanticismo, esta urbe no deja indiferente a ningún visitante.